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Entrevista a Allen Ginsberg /APSI 146/Junio 1987

EL AULLIDO VIGENTE

Sergio Marras, desde Nueva York

 

"Vi las mejores cabezas de mi generación destruidas por la locura, hambreadas, histéricas, desnudas... Moloch. Moloch. La pe­sadilla. Moloch el desamado... La prisión incomprensible. Se quebra­ron las espaldas llevando a Moloch al cielo. Visiones, profecías, alucinaciones, milagros, extasís. bajan por el río americano".

En 1956* su Aullido conmovió la literatura. Tenía 30 años. (Camina entre su público. Lo fotografía. Fotos toma desde una venlana hacia la basura del patio interior de su edificio, en el Lower East Side, barrio de aban­donados, donde su madre judía rusa llegó en 1905. Habla de Chiloé). Figura central del grupo de escritores norteamericanos -Kerouak, Ferlinghetti, Mailer, Creeley- que le puso ruedas a la pos­guerra catapultando la cultura en los brazos de los brillantosos se­senta- (Muestra una imagen de Moloch, antiguo Dios ante el cual los judíos sacrificaban a sus hijos. Símbolo de símbolos, Falso Señor. Maquinaria que reemplaza al hom­bre: la guerra. Es el protagonista de los desvelos de la especie: y el actor central del Aullido.

Ginsberg es hijo de comunistas, líder del gay po-er: suficiente para estar en la lis­ta de riesgos de la seguridad nacional del FBI. (Amontona foto­grafías en grandes cajas de colo­res: habla de la bomba, de Whitman, de William Carlos Williams. Cuenta cuando fue expulsado de Cuba el año 65 por criticar la política de la revolución hacia lea ho­mosexuales. Lo expulsaron. Dijo que el Che era lindo). Vicepresi­dente del Pen Club americano-Miembro de la Academia Ameri­cana y del Instituto de Artes y Letras. Budista practicante. Amigo de Bretón, de Jean Geneth de Tristán Tiara, de John Lennon, Fue expulsado de Checoslovaquia en 1965 al ser elegido "rey de la pri­mavera" por sus pares escritores. (Con una memoria prodigiosa re­cuerda cuando estuvo en Chile en 1960 invitatado por la Universidad de Valparaíso. En el salón de honor -cuentan algunos presentes-, ante dos centenares de estupefactos académicos se declaró drogadicto y maricón. El comenta que entonces solo introdujo algunas ideas nue­vas: ciertas nociones de la beat generation, la nueva poesía vernacu­lar» las drogas, la escritura espon­tánea y el Éxtasis. En Chile go­bernaba Jorge Alessandn Rodrí­juez . Después de Aullido vinieron Kadddish, La Caída de América, Ele­gios para Neil Cassidy, Oda plutoniana , entre va­rios otros. Acaba de aparecer su úl­timo libro: Mortaja blanca,

Poemas 1980-1985 (Toma el acordeón y canta. Doscientos estudiantes lo escuchan en una iglesia del centro de Manhattan. Ataca, bombardea muerde).

¿Cómo relaciona su trabajo fo­tográfico con la poesía?

Es lo mismo. Definitivamen­te lo mismo.

Pero interviene las fotós con palabras».

Escribo siempre detrae cuan­do fuerom tomadas y quiénes aparecen.

Son sólo fotos de amigos suyos y del público de sus recitales ¿Cómo se relaciona usted con su ego?

Amistosamente.

Usted es budista- ¿Nunca le ha dado por destruir su ego?

Si usted trata de destruir su ego, como muchos católicos y marxistas lo han intentado el resultado es que termina con un ego mucho grande: hay varios ejemplos en la historia. Lo mejor es relacio­narse amistosamente con su propio ego y no dejar que lo domine. Intentar destruirlo es hacerlo cre­cer.

¿Cree que la violencia es de al­guna manera poesía?

Mi posición es básicamente budistas: creo en la acumulación y preservación de los conocimientos universales, en la experiencia acu­mulada de muchas generaciones. No creo en la destrucción.

 

Pero la creación necesita de la destrucción, según el budismo..

El despertar de la mente sig­nifica dejar escapar los pensamien­tos fijos y los prejuicios fosilizados. Si usted define ese "dejar escapar" como destrucción, entonces estoy de acuerdo,

¿Dejar escapar así la propia neurosis?

Claro, sin intentar destruirla. Porque si usted intenta destruir su neurosis, viera lo neurótico que se va a poner. Es lo mismo que tratar de destruir su ego,

¿Qué le queda del Chile de 1960?

Recuerdo a Ángel Parra can­tando en la entrada de su casa "voy a cantar una cueca más larga que un sentimiento", la lela lalá. También Jorge Edwards, Su casa estaba llena de cosas chinas y zen. Va la Violeta Parra la escuché cantar junto a su joven amante,,, Ni­canor Parra, Lucho Oyarzún,An-guita. Arenas, Teiller, Lihn. El Bosco, Teófilo Cid, Raquel Señorety »

¿Pero qué le quedo?

No me enamoré de nadie, al menos particularmente, aunque le eché elojo a un joven pintor que hacía unos dibujos muy buenos. No recuerdo bsu nombre. ¿Viajó mucho?

Viajé por todo Chile, Estuve en Ancud en la casa de un poeta de allí. Su familia tenía una envasa­dora de pescado, Comí mucho pescado en tarro. Salí a pescar. Crucé los Andes hacia Bariloche. También fui a Temuco. Me intere­saban log araucanos y algunas de sus hierbas. Así que busqué hasta que las encontré. Esas hierbas eranmuy celebradas en la época. Pro­ducían efectos novedosos.

¿Escribió?

Mucho. Tenía un diario en el que escribía todos los días. Alguna

vez será publicado. En todo caso el paisaje del sur de Chile,su cru­deza, influyó en mi poesía posteriorr Es gran de el paisaje chileno.

¿Le   contaron cosas?

Nunca voy a olvidar una con­versación que sostuve, en ese momento, con dos poetas chilenos. Hablabamos de elecciones, de lo difícil que sería una elección en Chite si el Partido Comunista ga­naba. Ellos decían entonces que. en ese caso, el Departamento de Es­tado intervendría, que Chile viví a la sombra del imperialismo americano. En ese momento yo pensé que eran unos exagerados... ¿Y el tiempo probó que tenían razón?

Por supuesto. Y por eso nun­ca he podido olvidar esa conver­sación. Me abrieron los ojos.

¿Dónde   estaba   usted   cuando fue el golpe militar del 73?

Estaba en París, Nueva Jer­sey, viendo televisión con mi papá, cuando apareció un comentarista diciendo que la CÍA no tenía nada que ver con el golpe, mintiendo. Después supe cómo la CÍA había puesto plata para las manifestacio­nes de las dueñas de casa y la huelga de camioneros. Fue realmente interesante ver cómo años más tar­de esa antigua conversación se con­virtió en realidad.

¿Y le pasó algo con nuestra poesía?

La poesía chilena era vigo­rosa. Visité varias veces a Pablo de Rokha. Entonces vivía en un hotel, con su esposa, cerca de la estación del ferrocarril. Todavía tengo sus libros. Me recuerda a uno de los poetas más paranoicos y envidio­sos de los Estados Unidos.

La poesía chilena, desde su punto de vista, ¿ha provocado influencias?

Por supuesto. Ahí están Huidobro, Neruda. Es notable el trata­miento que hace Neruda en su poesía política. El Canto General es envolvente, es poesía de adentro. De alguna manera su método influyó en mi Caída de América. Creo que también influyó en la metodología que usa Ernesto Car­denal para su poesía: una cierta combinación de Neruda y Pound. Eso como poeta. Pero también ten­go que decir que los checoslovacos no perdonan a Neruda su aproba­ción de la invasión de Checos­lovaquia y su doble standard.

¿Lo conoció personalmente?

Yo lo conocí en Berkeley y era una especie de monumento sobre el cual otros poetas, ironi­zaban. Era una especie de niño re­belde o de papá irónico. Se movía entre esos dos roles.

¿Y Parra?

Parra representa una poesía más explosiva, más sofisticada e inteligente que la de Neruda, para mi gusto- Incluso en la poesía po­lítica.

Su poesía política gay, ¿cómo se lleva con los militares?

Los militares quisieran bo­rrarnos porque gay significa ter­nura, suavidad. Lo militar es todo lo contrario. Ellos quieren dureza y paranoia entre los hombres,,. Usted piensa que son los militares quienes verdaderamen­te mandan en los Estados Uni­dos.

El complejo militar industrial es lo que más pesa en el país. Des­de que se lanzó ta bomba atómica en 1945, que fue la decisión política que cambió el milenio, quedó claro que ésta no era una democracia. Esa importantísima decisión no la to­mó el pueblo de los Estados Unidos, sino que un pequeño grupo.

¿Cómo asume la izquierda nor­teamericana el asunto homo?

Bien. Es parte de su plata­forma política. Así como la libera­ción de todas las minorías- Es todo lo contrario de nuestra derecha, que tiene una mente militarista y agresiva aunque está llena closets queens (reinas de closet: ho­mosexuales ocultos): incluso un se­nador que acaba de morir de SIDA y que se encargó de hacernos la vida imposible por años.

¿Por qué cree usted que el tra­tamiento que da la izquierda americana al asunto gay es tan diferente al que le da la iz­quierda en Latinoamérica y en los países, socialistas?

Lo tratan como la derecha americana.

¿Es una izquierda menos ma­chista la americana?

Quizás, porque los america­nos nunca tuvimos que sufrir de­masiado. Nunca nos han invadido. Ni nos han botado un gobierno, salvo el de Kennedy, que lo hicie­ron de una forma secreta.

Pero el Partido Comunista nor­teamericano es más bien ortodoxo…

Por muchos años ha estado muy ideologizado. ya que no tiene que enfrentar problemas concre­tos. Es un partido muy racional. Sin embargo, hay comunistas dul­ces y sentimentales. Mi familia era comunista, mi madre, mis tíos. Yo crecí en esa atmósfera. Y le puedo asegurar que ellos nunca creyeron las historias de Siberia, la per­secución de los judíos y de algunos artistas en la Unión Soviética. Una buena parte de los comunistas nor­teamericanos eran judíos (así co­mo una buena parte de los artistas soviéticos en la era de Stalin tam­bién lo eran). Sin embargo, aquí se defendían Los juicios de Moscú, los mismos que hoy día son criticados por las propios rusos. Decían que el Gulag lo había inventado Hearst yla CÍA, La izquierda norteame­ricana nunca llega siquiera a darse cuenta de que era cómplice de todos esos horrores.

¿Y cómo han podido cambiar ahora tanto y aceptar a las minorías?

El Partido Comunista casi no existe ahora. En parte porque lo han perseguido, en parte por su or­todoxia extrema. Lo que hay ahora es la nueva izquierda. Ahí hay al­gunos antiguos comunistas y mu­cha gente heterodoxa.

Usted, junto a Ferlinghetti, Dylann. Joan Baez….

Los Beatles, John Lennon. Este mes se cumplen los veinte aos del Sargento Pepper.

Me refiero a los Estadosdos Uni­dos. Lanzaron la cultura de los sesenta. Sacaron al mundo de la fría cultura de la posgue­rra. El mundo los vitoreo y les agradeció- Sin, embargo, esos jóvenes de entonces hoy son los adultos que votan por Rea­gan y que están de acuerdo con invadir Nicaragua... ¿Qué pa­só?

Hay una enorme esquizo­frenia en los Estados Unidos, pero no sólo aquí, en todo el mundo. ¿Por qué los chilenos dejaron que Pinochet se tornara el gobierno? ¿Por qué todavía no lo derrocan?

Pinochet se tomó el poder y lo mantiene por las armas. Muy pocos votarían por él…

Bueno, de alguna manerala mayoría tampoco votó por Reagan. Votó solo la mitad de los que tenían derecho. No ganó por una mayoría aplastante. Sólo por un millón de votos, lo que aquí no es nada. Nixon ganó por sólo medio millón.

Pero Reagan parece tener más apoyo ideológico que eso...

En este país, casi todos los impuestos van a los gastos militares. Los profesores y los científicos viven de la seguridad social Aquí se acabó el mercado libre. No exis­te, como tampoco existe en Chile. Los gastos militares han distorsio­nado la economía. Son nuestro cáncer. Minimizan el cerebro de la sociedad, Y los conservadores que apoyan eso son cínicos, no como los de los años cincuenta, que eran ingenuos. Estos nuevos conserva­dores se echan plata al bolsillo, la recortan de los gastos militares al venderles y fabricarles cosas. De allí parte el apoyo conservador a Reagan y tratan de convencer a la gente de que él es un hombre bue­no. Y tienen como hacerlo. Por otra parte, la izquierda es desubicada. En los sesenta andaban con fotos de Mao Tse Tung por todos lados, mientras éste perseguía a los inte­lectuales. No sabían lo que pasaba en el mundo. No se daban cuenta o no querían darse cuenta de sus propios crímenes. Por ejemplo, la persecución de los budistas por los comunistas ha sido peor que la que hicieron los católicos. La izquierda todavía no da explicaciones de sus propias contradicciones. Frente a eso, los conservadores tienen mu­chas ventajas,

¿Espera algo de los cambios en la Unión Soviética?

Mucho. Se está dialogando ya. Los escritores están dialogando y creo que con buenos resultados-

Pero más allá del diálogo in­telectual.».

Creo que es un buen comien­zo. Es importante. Yo no lo sub­estimaría. Porque después de todo hay un problema psicológico pro­fundo, y ésta es una buena manera de empezar a superarlo.

¿Cuál es su último aullido?

Mi aullido de entonces está todavía vigente. Está lleno de Molochs el mundo; en Estados Uni­dos, en Rusia: el poder industrial militar. También en Santiago de Chile, con Pinochet. La unión de Pinochet con Milton Friedman es Moloch: mi aullido, como ves, sigue vigente.